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lunes, 23 de diciembre de 2013

Torreparedones, Grandiosa Olvidada

Es la una del mediodía y durante apenas media hora, el santuario del yacimiento íbero de Torreparedones vive un momento mágico, único, en el que el milagro de la luz envuelve el espacio y traslada a los asistentes a tiempos ancestrales donde el misticismo, los rituales, la religiosidad y el amor a la divinidad se convertían en motivo de peregrinación y culto. 

Desde ayer, y a partir de ahora durante todos los días del año, los visitantes al Parque Arqueológico podrán disfrutar de este fenómeno que si bien hoy vemos como algo normal, fue fundamental antaño para la creación de los calendarios. En el interior del santuario baenense, bajo los efluvios del olor a incienso y una leve neblina, se puede observar como un tímido rayo de luz comienza a entrar por el lucernario creado para tal fin iluminando el betilo y cómo va tomando fuerza a medida que pasan los minutos hasta desaparecer nuevamente. Un bello espectáculo que viene a sumarse a los atractivos de este parque y que permite adentrar al visitante en la ciudad de Torreparedones tal y como era en su época de máximo esplendor. 

El santuario, que según explicó ayer el arqueólogo municipal, José Antonio Morena "es el lugar más importante por la singularidad que encierra en si mismo". Morena detalló que "se trata de un edificio de orientación astronómica preconcebida norte-sur. De esta forma, continuó, "abriendo un agujero en el techo de la celda ocurrirá el milagro de la luz de manera que el betilo, que era el objeto sagrado que se veneraba aquí, pudo haber actuado como un calendario solar y este solsticio de invierno se va a poder ver, a partir de hoy, todos los días". El arqueólogo insistió en que "el betilo, que es una piedra sagrada que en Torreparedones toma forma de columna y donde se suponía que dentro moraba la divinidad, tenía todo un ritual y sabemos que el agua tenía un papel fundamental, se quemaban perfumes y se hacían ofrendas de animales pequeños". Además, "la luz jugaba un papel primordial en muchas religiones y este ritual que vemos que ocurre todos los días cuando el sol está en el cenit apuntando al betilo sagrado era un momento mágico que el sacerdote al cargo del santuario celebraba en días festivos o fechas especiales". 

De igual forma, José María Abril, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Sevilla, explicó que se trata de "una recreación e interpretación de un contexto astronómico basado en tratar de interpretar lo que quieren decir las piedras, el emplazamiento y la disposición de los elementos de culto en relación con movimiento de los cielos y del sol". Así, Abril precisó que "hoy todos conocemos aplicaciones que nos conectan con satélites pero antes era necesario el uso del ciclo del sol como calendario, en aquella época algo tan sencillo como localizar el norte geográfico era bastante más complicado". Reconoció también que "aún tenemos en la memoria antiguas tradiciones en las que el sol era primordial en la vida de las personas y sus creencias". 

En cuanto al santuario de Torreparedones, el catedrático subrayó que "encontramos en él elementos que permiten ir más allá en interpretación astronómica" y detalló que "el lugar del santuario no se elige de forma casual y aquí encontramos un horizonte con marcas de los picachos que coinciden con momentos importantes de la salida del sol". "Este lugar tiene un significado especial porque hay pocos lugares de ordenación donde podamos encontrar un horizonte con marcas que sirvan de calendario y para poder ordenar el mundo", subrayó. Asimismo, la orientación "no es casual porque el muro está alineado con la linea este-oeste y el otro muro está en la dirección norte-sur y se da el hecho de tener la diosa alineada con la columna que soporta el techo de la celda". Por ello, también se va a poder observar como con el paso de las estaciones el sol transita a distintas alturas y la luz sobre el betilo va a ir cambiando sus posiciones. 

Con el lucernario se consigue además que al mediodía solar entre un rayo de luz que ilumina el betilo, la luz recorre la columna a lo largo de las estaciones, en el solsticio de invierno el sol incide en la parte alta de la columna y en los días que siguen el sol va ganando altura y la zona iluminada se va desplazando hacia abajo. "Disponer de este fenómeno ayuda a reflexionar sobre el significado de la astronomía y la importancia del ciclo solar en la vida de los habitantes de la época", sentenció Abril. 

La presentación de este nuevo atractivo tuvo lugar ayer, justo el día más corto de todo el año. La jornada que da el pistoletazo de salida de una nueva estación, el invierno, y que despide hasta el año que viene al otoño.